Cuando llegó doña María al pueblo, las niñas no usaban bragas. No las habían usado nunca antes. Fue ella la que obligó a las madres a comprárselas. ¡Qué impúdico debió de parecerle Valdeperdices a la maestra! Vería a aquellas niñas jugando a los cuarterones, saltando a la comba, corriendo... Una salvaje e inocente desnudez íntima cuando se les levantaban, en los juegos, el vestidico y el refajo... “Con tol serete al aire”, como se dice aquí.
Luisa Román Rodrigo
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